• Martes 17 de Septiembre, 2024

El oficio de aprender y enseñar

En el día del Profesor, dialogamos con Arturo Jaimez Lucchetta, pasión y compromiso en la formación de profesionales

Es importante destacar la labor incansable de aquellos profesores que llegan hasta lo más profundo del alumno generando admiración, respeto y cariño. Con una clase, con unas palabras o gestos, tratando como par al joven que recién ingresa a la carrera, en la transmisión de experiencias, en la importancia de la palabra que tiene el alumno y que muy atento el docente escucha y retribuye, en aspectos de la vida que se encuentran por fuera de la profesión y la currícula, y en los detalles que hacen de la formación profesional de cada estudiante, el profesor es la pieza fundamental para formar personas y profesionales.

Dialogamos con el profesor Arturo Jaimez Lucchetta, conocedor fehaciente del vínculo entre alumno y docente que hace fortalecer la profesionalización e invita a enamorarse del oficio de comunicar.

¿Cuántos años llevas en la docencia y qué te motivó a elegir la profesión?

Llevo unos 28 años dando clases, aproximadamente. Empezando primero por aquellos talleres cuando aun no estaba la carrera en sí de Periodismo deportivo en la Mariano Moreno. Dentro de la carrera de Periodismo dábamos un taller junto al profesor Eduardo Noelac, yo me sumé a la cátedra que él daba, un par de horas a la semana con clases de Periodismo deportivo optativas para aquellos alumnos que quisieran hacer el taller.

La docencia ha sido una vocación que me viene de nacimiento, que viene, diría, en mi genética, es hereditaria ya que mi madre fue maestra normal a los 18 años y yo la acompañaba a la facultad y a sus clases de filosofía después porque luego de ser maestra se recibió de profesora y Licenciada en Filosofía.

Dar clases me apasionó siempre, desde que la veía a mi madre dar clases. Y casual o causalmente, por causas o azares, alumnos de Periodismo general que estaban en el taller de Noelac, fueron a invitar al Rubén Torri, que ha sido mi maestro, a dar una disertación en Luz y Fuerza para el día del Periodista. Como Rubén estaba grande y se cansaba me pidió a mí que vaya a dar éstas charlas, fui yo en el año 1996, donde tenía tan sólo 21 o 22 años.

En la charla estuvo presente Jorge Dáscola, por entonces yo era periodista especializado en boxeo, y luego de esa exposición y entrevista que hicimos juntos, donde hubo más de 200 alumnos de todas las carreras e instituciones, la profesora Jacqueline Bini, gustosa del espectáculo que dimos, me invitó a sumarme al taller que luego dimos con Eduardo Noelac, y uno o dos años después confeccionamos los primeros programas de la carrera de Periodismo deportivo de Mariano Moreno, la cuál fue la primera carrera de esta especialidad con título oficial en Córdoba. 

Lo hicimos junto a Jacqueline Bini, Eduardo Noelac, Samuel Sánchez y Herman David, todos colaborando para que esta carrera sea una realidad.

La docencia, que para mí era una vocación y una pasión, me llegó antes de lo esperado, de muy joven a los 21 o 22 años y me abracé a esa carrera docente que hoy sigo llevando a cabo en la Mariano Moreno, lugar donde más tiempo he trabajado, donde mejor me han tratado desde el punto de vista de la formalidad laboral y de la familia que es la institución.

 

¿Quiénes fueron tus grandes maestros?

Si tengo que citar a uno, el principal maestro digo que ha sido Rubén Torri. Yo arranqué en la radio con mi papá o sea que mi primer maestro fue mi papá, que era un locutor aficionado que trabajó mucho en la radio, muy inteligente, creativo, además era escritor, le gustaba mucho la historia del pueblo, de la calle. Estuve con él en un programa que se llamaba “Yo nací en Río Cuarto” donde recuperaba la historia de los personajes del pueblo y a mí me tocaba hacer la historia de los deportistas de nuestra pequeña ciudad del sur provincial.

Al poco tiempo me vine a estudiar Medicina a Córdoba pero me atreví a pedirle trabajo al maestro Rubén Torri y eso generó una amistad y una relación de maestro a alumno de más de veinte años y que terminó siendo también una relación de médico paciente porque fui el último médico que atendió a Rubén en los últimos años de su vida, murió a los 87 años.  Todo lo bueno que aprendí de la carrera se lo debo al maestro Rubén Torri, no niego las primeras armas que me dio mi papá ni tampoco niego los aprendizajes posteriores que tuve junto a Víctor Brizuela, Osvaldo Wehbe, Mario Pereyra, Carlos Irusta, Walter Vargas  o Miguel Clariá, todos grandes periodistas que me fueron aportando pequeñas cosas que quizá me faltaban, incluso algunas picardías o malas cosas que Torri no me había enseñado porque enseñaba lo bueno, poco sabía de lo malo.

 

¿Qué tomaste de los maestros de tu vida para ejercer hoy?

La mayor enseñanza que me dejó el maestro Rubén Torri fue que hay que abrir puertas, más allá de todo lo periodístico porque me enseñó cómo entrevistar, cómo utilizar el grabador, algunas palabras que yo pronunciaba mal, cómo relatar el boxeo correctamente, qué cosas no debían faltar en una nota periodística y en un relato, cómo debía mejorar mi grito de gol, el ritmo del relato, que no era más velocidad sino mejor ritmo y modulación a mis palabras, darle claridad y matices a las palabras, todo eso en el ámbito del micrófono, los tiempos y timing en una transmisión y la gratitud permanente.

Pero lo más importante que me enseñó fue abrir puertas, porque él me abrió la puerta a mí, no solamente de su programa sino también de otros programas, gracias a él ingresé a trabajar en otras radios, gracias a sus recomendaciones estuve en muchos medios, y me demostró que yo no le podía devolver a él todo lo que me había dado, lo intenté trabajando con él hasta el último día que trabajó de periodista, me llamaba y me decía “vamos a trasmitir una pelea petiso” y yo le decía “si maestro, adonde hay que ir” y siempre fui y siempre estuve con él, “adonde usted esté maestro y cuando me necesite yo lo acompaño”.

En todos esos viajes me di cuenta que no podía devolverle todo lo que me dio, esos sesenta años de  experiencia en el periodismo, entonces aprendí que todo lo que él me regaló, me brindó y enseñó se lo tenía que brindar a otros y a otras, y así entonces me dediqué a abrir puertas.

Hace unos días, transmitiendo el partido de River y Talleres en el Estadio Monumental, di una clase desde la cancha por meet, y fui sumando a los periodistas que estaban cerca en los pupitres y la mayoría eran alumnos del Mariano Moreno y muchos eran alumnos que llegaron a los grandes medios y otros no, pero promueven transmisiones en pequeños medios.

Eso me dio mucha satisfacción y emoción que periodistas consagrados y otros que recién inician me agradecían la puerta que yo les había abierto, de tener la vocación de ayudarlos a encontrar el primer trabajo, abrirles las puertas a los medios para que después sea su talento el que decida hasta donde lleguen. Si algo me enseñó el maestro Torri es a ser solidario y buen compañero, y lo que no le pude devolver a él, se lo tenía que brindar a los jóvenes periodistas que vienen llegando y eso lo hago cada vez que puedo. Esa es la gran enseñanza que me dejó el maestro.

 

¿Qué inquietudes tienen los alumnos de hoy en comparación a los de tus comienzos en la docencia?

Las inquietudes de los alumnos de hoy me da la impresión que no son muy distintas a las que teníamos nosotros. Yo no sé si cuando decidí dedicarme al periodismo profesional a la par de la medicina pensaba mucho en cosas muy profundas. En realidad me gustaba mucho escuchar fútbol, boxeo y automovilismo por radio y lo que yo quería era trabajar, comunicar y relatar en la radio, ser como Víctor Hugo, ser como Wehbe, ser como Walter Saavedra, como Juan Carlos Morales, quería ser ese tipo de la radio que yo escuchaba los domingos a la mañana en la casa de mi abuela.

No me preocupaba tanto por la vocación informativa, o por pensar de que manera iba a informar, o no tenía mucho conocimiento de las bases de la carrera periodística, no era por lo profundo, porque en mi estaba esa vocación de ser el hombre de la radio. Me grababa desde chico en un grabador de papá imitándolo a Muñoz, a Morales relatando partidos de fútbol, y caminaba por la calle relatando imaginarios partidos de fútbol.

Eso es lo que me inquietaba y yo creo que al fin y al cabo a los pibes también le pasa lo mismo hoy, los inquieta tratar de estar en la tele más que en la radio, en las redes o los streaming. Así como a mí me encantaba imitar a los relatores de esa época, a los pibes de hoy les encantaría ser como Fantino, como Closs o el “pollo” Vignolo, por nombrar a algunos de los periodistas que están en el candelero.

Yo creo que las inquietudes son las mismas, lo que se ha incrementado es el espectro de medios en los cuales uno quiere destacarse, pero creo que en definitiva todos quisimos, todos queremos ser el hombre de la radio o de la tele o de los medios, en lo posible hacerlo con la mayor dignidad, creatividad, veracidad y con el mayor éxito posible que nos permita vivir, comer, educar a nuestros hijos y tener un descanso, lo mínimo que una familia quiere.

 

¿Cómo se les llega a los alumnos hoy para involucrarlos en la profesión?

Con la verdad y con la pasión. Yo no sé si doy buenas clases o si soy un buen periodista o uno mediocre, pero si soy un periodista y un docente apasionado, y las clases que doy son con pasión y las cosas que enseño las hago con convicción.

Siempre trato de mostrar la experiencia que uno tiene sin exagerar la auto referencia, con herramientas para ejercer la práctica, la profesión, el oficio. A mí me gusta dar clases desde el campo de trabajo, he dado, a través de meet, clases en un colectivo viajando a un partido de fútbol, o desde la cancha de River, o desde una concentración de la selección Argentina en Ecuador, por cualquiera de las redes sociales, abiertas o cerradas y me gusta mucho esa creatividad y creo que al alumno también le atrae.

Voy a las clases con la fuerza y el espíritu para enseñar y para aprender lo que el alumno me diga. Creo que siendo claro, apasionado, con herramientas aggiornadas entendiendo que el periodismo y cualquier ciencia es dinámica sin quedarte con los conocimientos de hace treinta años y actualizándome creo que llego bien a los jóvenes y les hago entender que es muy importante estar actualizados pero sin olvidar la historia, la reciente, la del año pasado, década o siglo que pasó.

Eso tiene un ida y vuelta muy bonito, salgo muy feliz de mis clases, los alumnos, por lo general, me devuelven mucho más de lo que yo les doy, me siento grande, ancho e importante cuando salgo de las clases y veo que los alumnos lo valoran.

Quiero hacer un agradecimiento particular a quien ha sido muy importante durante la mayor cantidad de mi tiempo como docente en la Mariano Moreno , a Fernando Medina, coordinador de las carreras de Periodismo y Periodismo deportivo a quien yo fui a buscar cuando la carrera empezó a crecer para que me ayude a afrontar las cátedras multitudinarias y él, que era graduado de la institución, se puso el equipo al hombro, y realmente sin él yo no hubiese cumplido más de veinte años en la institución, porque fue quien pudo producir todos los cambios, las mejoras y los avances en los contenidos de la carrera, en la currícula y por bancarme en los tiempos que muchas veces no tuve por la radio y la profesión médica. Hemos trabajado mucho en equipo, somos grandes amigos de casi cuarenta años de amistad y es un placer compartir las cátedras, la institución y muchas cosas más ya que somos contemporáneos en la vida y en la profesión.

 

¡Desde Fundación Universitaria Mariano Moreno saludamos a todos los profesores en su día!

 

Por Ale Galvaliz

 

 

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