La fecha fue establecida en homenaje al Primer Congreso Nacional de Periodistas en Buenos Aires de 1938
En el Día del Periodista deportivo en Argentina, dialogamos con Mauricio Coccolo, relator y conductor de radio en Cadena 3
¿Cómo nació tu amor por la profesión?
Cuando era chico, en una época muy diferente a la actual, consumía muchos medios de comunicación, medios televisivos y radiales mayormente, no tanto escrito porque vivía en un pueblo donde el diario llegaba al mediodía o incluso muchas veces llegaba al otro día, no era una comunicación global como la actual.
Pero a partir de ése consumo me fue gustando cada vez más el medio, me gustaba escribir y me gustaba mucho el fútbol. Creo que el deporte es una puerta habitual de ingreso a la profesión.
Hace unos treinta años era más marcada la segmentación, ahora está todo un poco más difuso, antes escuchabas un programa de deportes en la radio o veías un partido en la tele y recién estaba empezando a surgir un canal dedicado exclusivamente al deporte, pero no había una sobre abundancia de contenidos como hay en la actualidad. A partir de ese consumo creo que fue surgiendo la idea de estudiar periodismo.
¿Una anécdota que te haya marcado en tu vida profesional?
No sé si sirve como anécdota pero lo uso mucho como una forma de mantenerme siempre alerta, hace muchos años, la última vez que Racing jugó en la B Nacional antes de descender, yo hacía estudios centrales en una transmisión en Radio Impacto que tenía mucha audiencia entre hinchas, dirigentes y demás de Racing.
Yo estaba empezando con las estadísticas y con todo el aporte, no controlé todas las posibilidades y dije en la radio que con el empate a Racing le alcanzaba. Uno de los compañeros le estaba haciendo una nota a un dirigente importante de ésa época y le dijo que Racing se había salvado, el dirigente se puso contento, se corrió la noticia por todos lados, y todavía le faltaba un punto.
Punto que nunca consiguió, perdió todos los partidos que faltaban hasta el final del campeonato, perdió el desempate con San Martìn de San Juan y perdió la promoción con Aldosivi. Desde ese día no dejo nada sin controlar.
¿Si no fueras periodista qué serías?
La verdad que no sé que sería porque nunca tuve dudas sobre que quería ser y que quería estudiar. Siempre bromeo un poco con que a lo mejor hubiese sido ingeniero agrónomo o lo hubiese intentado. Aunque a lo mejor me inclinaba por la abogacía. Yo soy de un pueblo del interior que se llama Idiazábal, a unos 200km de Córdoba, y la primera vez que vine a Córdoba fue para anotarme en la escuela de comunicación y la segunda vez que vine fue para empezar el cursillo. Ya lo tenía muy decidido, por eso me cuesta imaginarme que hubiera sido.
Tres palabras que definen a un buen periodista deportivo
Es muy difícil definir con tres palabras, pero de todas maneras me parece que hay tres que son indispensables y atraviesan todas las épocas. La primera indudablemente es la credibilidad, si no logras que quienes te consumen, ya sea porque te leen, te escuchen o te vean, por el medio que sea, te crean, es muy difícil que puedas dedicarte a esto.
La credibilidad es fundamental, es un punto que hoy me gustaría ver como lo enseñan en las universidades de periodismo, y como está analizado académicamente, porque es un aspecto que cambió muchísimo en los últimos diez años. Sin credibilidad no hay ninguna posibilidad.
Por otro lado creo que hay dos pilares sobre los que se sustenta nuestra actividad, uno es la información, lo que nos diferencia de quien nos consume, información que nosotros podemos ofrecer. Información, palabra que va de la mano con opinión e interpretación. Dos diferenciales que nosotros podemos ofrecer.
Siempre me hago la pregunta sobre que puedo ofrecer de distinto al que me sigue, escucha o mira, cual es mi diferencial, y yo lo trato de sustentar en ésos pilares, la información, la opinión, la interpretación y la credibilidad.
¿Qué experiencias te moldearon como periodista deportivo?
Las experiencias de trabajo son importantes todas, desde el medio más chico al medio más grande, desde el lugar más ínfimo al lugar más importante, en ese aspecto no hay que esperar a llegar a determinado lugar para desarrollar de tal forma la actividad, hay que desarrollarla siempre con el mismo rigor y profesionalismo.
Hay una buena imagen cuando un karateca rompe una serie de maderas con un golpe, él no está pensando en la primera madera, está pensando en la última que va a romper, yo creo que el periodista tiene que trabajar así, no tenemos que estar pensando en donde estamos si no donde idealmente estaríamos y en función de eso trabajar.
¿Cuál es la pregunta que nadie hace?
No sé si hay una pregunta que nadie hace, pero si hay una que estamos obligados a hacernos. ¿Puedo estar equivocado?, ¿existe la posibilidad de que esto sea visto desde otro lugar?, esa es la pregunta que tenemos que hacernos, siempre y todo el tiempo. Porque muchas veces tendemos a pensar que lo que nosotros creemos, sentimos o decimos es la única posición valida, por eso mirar desde distintos lugares nos ayuda.
Haciendo referencia a periodistas deportivos, ¿un ídolo de niño?, ¿un ídolo de grande?
Siempre me gusta decir que no hay que tener ídolos, sino más bien referentes o personas admiradas. Yo creo que ídolos son las personas que tenes cerca, tu papá, tu mamá, una abuela o un tío, esas personas que vos podes reverenciar personalmente y no idolatrar porque lo ves, lo lees o escuchas en tal lugar.
Yo escuchaba mucho de chico a Víctor Hugo Morales, después me enojé un poco con él por sus posturas pero sigo respetándolo como referente ineludible de la profesión. De los que trabajé, ha sido un fenómeno inigualable el “turco” Whebe por un montón de motivos, y también seguí mucho a periodistas de la gráfica quizá no tan conocidos como Fernández Moores u Osvaldo Soriano, esos tipos de referentes.
¿Cuándo escribís cuentos y relatos desde donde nacen tus historias?
Generalmente esas historias surgen de cosas que escuché, o que viví, leí o que me contaron, de distintos lugares surgen. Es algo que hago porque me gusta, por hobbie, no lo hago con mucho rigor profesional como a lo mejor debería. Es una actividad un poco secundaria y lo hago porque me gusta. Tengo una “formula” digamos, yo necesito tener más o menos el final, y en función de eso agrego el resto, después a veces puede cambiar o no pero generalmente es así.
Por Ale Galvaliz